jueves, 17 de septiembre de 2009

Hasta las aspirinas le duelen

- ¿Qué es la cosidad? -dijo la Maga.
- La cosidad es ese desagradable sentimiento de que allí donde termina nuestra presunción empieza nuestro castigo. Lamento usar un lenguaje abstracto y casi alegórico, pero quiero decir que Oliveira es patológicamente sensible a la imposición de lo que lo rodea, del mundo en el que vive, de lo que le ha tocado en suerte, para decirlo amablemente. En una palabra, le revienta la circunstancia. Más brevemente, le duele el mundo.

[Rayuela- Julio Cortázar]




Es otoño morder el cuello de la cazadora, es otoño mis brazos en el forro de tu chaqueta y los pies fríos de noche. Es el otoño y tus malabares para que no entristezca, para que las lágrimas contenidas en papel de plata resbalen lo más despacio posible, cuando el calendario atestigüe que es otoño de verdad, y no esto, un otoño improvisado, un ensayo de miércoles sin cine, una lluvia, un viento y un adiós demasiado pensando como para sorprendernos. Después de tener todos nuestros rincones encajados llegaron las miradas perdidas en el cristal salpicado de lluvia, los mosquitos, la vendimia y las ganas de respirar un poco menos, como si así la vida fuera a detenerse lo suficiente. Soñar, quizás, pero esto no es París lloviendo, no hay cafés con sillones de terciopelo rojo, ni piano en el rincón. Nada es clandestino ya.


- Yo no me sé expresar- dijo la Maga secando la cucharita con un trapo nada limpio-. A lo mejor otras podrían explicarlo mejor pero yo siempre he sido igual, es mucho más fácil hablar de las cosas tristes que de las alegres.