lunes, 22 de marzo de 2010

Con los ojos cerrados.

Y en primicia para blogspot.com/hablodeputalatacones, me corto la lengua,me callo, y te lo digo todo de una vez.




[Cigarrillo en tu boca, arañazo en tu espalda]
Demasiado enferma para decir nada, pero la herida cura con rapidez.

lunes, 8 de marzo de 2010

21.

[Y tuve que entender
que aún hay otra luz que queda cuando en mí se pone el sol,
y ahí estoy, en la ardiente oscuridad]

Por fin aprendí que todo lo que tenga que pasar va a pasar en esta vida. Después de todo, tanto el cielo como el infierno están en un mismo lunes, y para los supersticiosos en el pie con el que se levantan. Inevitablemente aprendí que en una vida hay muchas vidas. Sonrío y también lloro cuando recuerdo mis otras vidas, otros lo llaman épocas, pero yo, que ya no me siento aquellas que fui, lo llamo vidas. Saber cuál es el hilo conductor entre mi Yo de ahora, con incipientes arrugas de expresión alrededor de mi sonrisa y mis otros yoes con ojos grandes y heridas en las rodillas corriendo en el patio del colegio, sólo es trabajo de filósofos.

Me gusta la idea de sobrevivirme, recuerdo mis sucesivas muertes, lo traumático del cambio y me estremezco. Nazco y muero tantas veces al día que probablemente dentro de unas horas odie a quien está escribiendo esto.

Hay algo que verdaderamente me gusta de esta idea. El hecho de habernos enamorado siendo otros, habernos besado siendo niños, ser sin querer aquellos adolescentes que ahora nos avergüenzan… me siento tan ajena… tan voyeur de mi propia vida.

Me encanta desconocernos.


Lo realmente excitante de bailar contigo de esta forma es saber que voy a seguir enamorándome de los que vengan después, sabiendo que aunque no eres tú, seguiré encontrándote. Me fascina la idea de cruzarme contigo en alguna de mis vidas, verte como un extraño, y que algo en mi interior te ame de forma clandestina mientras me dispongo a enamorarme de ti de nuevo.

Ya voy entendiendo el mecanismo. Lloraré, te echaré de menos, regalaré mi alma a la almohada, creeré que es la última vez, que definitivamente hemos muerto… Pero luego despierto. He sobrevivido. Es entonces cuando vuelvo a devorar tu cuerpo que cambia a cada minuto, siguiendo esos caminos resbaladizos que de una forma u otra sigo reconociendo.

jueves, 4 de marzo de 2010

My husband is a horse.

Mi marido.


El día que toqué por primera vez algas de mar con los pies, pensé en mi marido. El sol y el viento se fundieron en uno y se quemó la tierra. Por unos segundos recordé una canción suya y me sentí sola en la inmensidad del universo. Sería la única persona que en ese momento, en esa playa, estuviese pensando en él. Sería la única persona dentro de esa canción. Era placer efímero y me lo guardé sólo para mí. Exactamente igual que hizo mi marido.

Mi marido acaricia su pelo cuando habla. Creo que no lo nota. Se pone en plan intenso e interesante y en un gesto coqueto se coloca el pelo con los dedos. Muy rápido, sin prestar atención al movimiento, mientras te sigue mirando y te habla.

Mi marido hablaba por teléfono la primera vez que lo vi. Reconocería su voz en el desierto. Pero no hablaba conmigo.

Mi maridó sabía que cerraba un círculo, el mismo día que yo sin saberlo, abría otro.

Mi marido tiene una risa de niño de cinco años. Seguramente también tiene un corazón de cinco estrellas. Mi marido me acarició el corazón en la tripa y me convirtió en mestiza. Mi marido es magia.

Mi marido es un hortera, como yo, y bailamos Dirty Dancing en nuestra boda, y Elvis. Y lloramos como dos horteras.

Lo que más me gusta de mi marido es que es él. Lo que más odio de mi marido es que es él. Me provoca inspiración, es lo que mejor hace, y ni siquiera lo sabe.

Es perverso estar enamorada de mi marido. Es una perversión tan terrible que excita.