miércoles, 23 de diciembre de 2009

Una de esas malas compañias, factoría de melancolía.

Cántame las rancheras de tequila y sal y será entonces cuando decida hacia dónde orientar mi pulgar, como un mesías profano o un césar divino. Búscame en todos los zapatos de mujer, atrápame si puedes entre la muchedumbre y en medio del paso de cebra cógeme de las muñecas y bésame. Será entonces cuando te dejaré rodar por las falanges de mis dedos, sin cobrarte más pecados que los que cometamos entre los dos. Te robaré un hilo más del que tirar para desnudarte sin que te des cuenta, para que no te dé tiempo a apuntarte estas instrucciones.

Quiero acabar durmiendo a los pies de la cama, con frío y tiritando mientras me acaricias el pelo. O susurrarnos canciones para el primer día en la tierra, porque para entonces ya seremos recién nacidos.