jueves, 4 de marzo de 2010

My husband is a horse.

Mi marido.


El día que toqué por primera vez algas de mar con los pies, pensé en mi marido. El sol y el viento se fundieron en uno y se quemó la tierra. Por unos segundos recordé una canción suya y me sentí sola en la inmensidad del universo. Sería la única persona que en ese momento, en esa playa, estuviese pensando en él. Sería la única persona dentro de esa canción. Era placer efímero y me lo guardé sólo para mí. Exactamente igual que hizo mi marido.

Mi marido acaricia su pelo cuando habla. Creo que no lo nota. Se pone en plan intenso e interesante y en un gesto coqueto se coloca el pelo con los dedos. Muy rápido, sin prestar atención al movimiento, mientras te sigue mirando y te habla.

Mi marido hablaba por teléfono la primera vez que lo vi. Reconocería su voz en el desierto. Pero no hablaba conmigo.

Mi maridó sabía que cerraba un círculo, el mismo día que yo sin saberlo, abría otro.

Mi marido tiene una risa de niño de cinco años. Seguramente también tiene un corazón de cinco estrellas. Mi marido me acarició el corazón en la tripa y me convirtió en mestiza. Mi marido es magia.

Mi marido es un hortera, como yo, y bailamos Dirty Dancing en nuestra boda, y Elvis. Y lloramos como dos horteras.

Lo que más me gusta de mi marido es que es él. Lo que más odio de mi marido es que es él. Me provoca inspiración, es lo que mejor hace, y ni siquiera lo sabe.

Es perverso estar enamorada de mi marido. Es una perversión tan terrible que excita.


1 comentario:

escribiendomicancion dijo...

aaaaaaaaaaahinnnnns por diorr