sábado, 8 de agosto de 2009

el porqué de hablar solo

Este verano, sorprendida de mí misma estoy llevando una dieta un tanto extraña: nada de series, y dos libros a la vez. Esta aversión a las series americanas que tanto me han dado y tanto me han entusiasmado estos últimos veranos viene como ya sabes de la traumática visión de uno de los personajes más entrañables -en mi opinión- de la serie que más me ha gustado hasta el momento, y que dicho sea de paso despertó a ese monstruo devorador de series que llevaba dentro. Pero bueno, esta entrada no es una entrada dedicada a escupir mis cristos a ciertos guionistas, eso será en otra ocasión. Mira que se las han hecho pasar canutas a Peyton durante seis largas temporadas, y en Anatomía de Grey han conseguido superar la intensidad de una tortura en un sólo capítulo. Y ahora tengo pesadillas.

Durante este año, y debido a exigencias de mi carrera he sentido por primera vez que mi capacidad de razonamiento tenía un límite. Como si mis engranajes tuvieran una china en su mecanismo que al alcanzar una conclusión ha saltado y ha dejado que el mecanismo siga su ritmo más ligero. Me resultó una sensación muy gratificante la verdad. Por esa misma razón, y sabiendo que el placer lleva a el placer, me estoy leyendo La Evolución de la libertad, de un filósofo norteamericano: Daniel Dennett. No voy a entrar en explicaciones demasiado entretenidas sobre porqué me he comprado este libro, ya sabes algo sobre el trabajo sobre la Identidad personal (¿quién soy, qué soy?) y cierta obsesión con la certeza de que exista la libertad.

El caso es que en el capítulo introductorio hace una reflexión que me ha hecho darle vueltas a ciertas cosas, creo que a tí te pasará lo mismo:

Cada uno es quien es, con sus verrugas y todo lo demás. No puedo convertirme en un campeón de golf o en un concertista de piano o un físico cuántico. Puedo vivir con eso. Forma parte de quien soy. ¿Puedo bajar de los 90 en un circuito de golf o llegar a tocar esa fuga de Bach de principio a fin sin ningún error? Puedo probarlo, pero si nunca llego a tener éxito, ¿querrá decir eso que en realidad nunca podía haberlo hecho?

"¡Sé todo lo que puedas ser!" es un estimulante eslogan del ejército norteamericano, pero ¿no encierra una ridícula tautología*? ¿Acaso no somos todos, automáticamente, todo lo que podemo ser? "Hola soy un tipo gordo, ignorante e indisciplinado que por lo visto no tiene las agallas necesarias para ingresar en el ejército, ¡Ya soy todo lo que puedo ser! Soy quien soy" ¿Se engaña así misma esta persona al negarse a probar una vida mejor, o ha llegado al fondo de la cuestión? ¿Hay algún sentido legítimo en el que aunque una persona no tenga ninguna posibilidad real y verdadera de bajar de los 90? ¿Puede alguno de nosotros hacer algo distinto de lo que termina haciendo? Y si no, ¿qué sentido tiene intentarlo? De hecho ¿qué sentido tiene hacer nada?.

Lo que queremos que se confirme a toda costa, de un modo u otro, es que nuestras acciones tienen un sentido.


*
Repetición de un mismo pensamiento expresado de distintas maneras.


Ahora no voy a empezar a llenar de conclusiones esta entrada. Si hay algo que no me gusta del sistema educativo actual es que te dan todo tan destripado, sin raspas y en platos de plástico para que no tengas ni que fregar. No dejan hueco al momento de sentir que has llegado a la conclusión porque tus engranajes han reaccionado. Creo que a las personas hay que darles el mapa, no un GPS, puedes perderte cuántas veces lo necesites, puedo decirte: "dale la vuelta al mapa que lo tenías del revés", pero no te voy a decir qué calle tomar porque todos los caminos llegan a Roma y mi camino puede que no sea el tuyo. Probablemente ese es el problema de muchos profesores, que creen que la autovía es el único camino y olvidan la magia de los caminos de tierra.

Asique que cada uno saque sus conclusiones.





Cambiando de tercio, varios apuntes:

. No, no he visto el Club de los cinco.
. La actualización del blog de nuestro amado por parte de su cónyuge no me gusta mucho, muy normalita y ningún notición. No me gustan los monos.
. Cada vez me gusta más el disco de Standstill
. Tengo el poder de tres para poner las fotos donde me da la gana, ya sabes yo, Kurt y lamarga.
. Pronto hablaré de lamarga
. La foto (creo que es digna de explicación): sí, evidentemente buscando bicicletas he optado por la más estrafalaria y farandulera que he encontrado. Pasa a la carpeta de mis fotos favoritas junto con la de las bananas de Kurt y la de las cabezas disecadas de Oscar Jaenada. Algún día haré una entrada con todas estas fotos (se me acaba de poner la piel de gallina).

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