martes, 4 de agosto de 2009

A través de tu risa la vida me pide perdón.

Hay cosas que añoro de aquel tiempo, por supuesto. Pero hay otras que, si bien son imprescindibles en algunos momentos, lo nuestro pasó de castaño oscuro. Algo ha cambiado, yo quemé (y cerré) todo aquello para ahora no poder volver la vista atrás, no poder releerme más. Pero hay recuerdos que no se pueden quemar, eso tú ya lo sabes. Escribíamos, escribíamos mucho, pero todas y cada una de nuestras palabras hablaban de catástrofe, castigos kármicos y por qué no reconocerlo: de pena. Leernos ahora y pensar en nuestras palabras de entonces me hace sonreir.

Que no hayamos optado por la oscuridad del desencuentro, por la vileza de la raza, etc... temas recurrentes en aquel momento, me hace sonreir. No estoy diciendo que haya estirpado esos temas de mi repertorio, bien sabes que no, que suelo renegar bastantes veces de lo que me rodea, pero ya no es una constante. Supongo que habrá aumentado mi miopía y ya no veo tanta maldad como antes (mentira, sigo
viéndola, pero en esta ceguera obligada soy más feliz).
Ese era el juego. Dormir juntos, ya está. Hacer el amor acabaría con ellos, ambos lo sabían. Era una de esas reglas silenciosas que rigen algunas cosas en este mundo.

-Como los rituales que haces cuando te echas colonia
-Yo no tengo rituales para echarme colonia
-Y que no...

El caso es que la regla estaba ahí, en el vaso de leche antes de acostarse y en la pasta de dientes de por la mañana. Ella siempre se despertaba primero, jugaba con su pelo y le despeinaba, hasta que él se despertaba.

-Estabas roncando
-Yo no ronco
-Si que roncas...

Lo peor era dormirse, nadie les había obligado a sufrir esa tensión, la de "esto no se toca", como en casa de la abuela, pero allí estaban, tumbados, mirándose, pensándose. Sobre todo pensándose, demasiados deseos gritando en sus cabezas, cómo se iban a dormir... pero la regla era la regla.

-No me mires así que no me puedo dormir
-Yo no te miro de ninguna forma, eres tú el que me estás mirando [él cierra los ojos]
-Haber si es posible que esta noche no ronques.
-Yo no ronco...

Al final acababan durmiéndose. Y casi todos los días ocurría lo mismo, hacia las tres de la mañana uno de ellos se levantaba con la expresión de la cara congelada, los ojos muy abiertos, pero sin mirar a nada y daba un par de vueltas por la habitación. Creo que eso también era una regla, dar un par de vueltas hasta que el otro se levantaba y los dos andaban en una extraña danza de sonámbulos que nunca llegué a entender muy bien. Entonces ocurría, era entonces cuando estaba permitido quebrantar la primera regla, y se besaban y casi hacían el amor.

Despiertan.

-Estabas roncando
-Yo no ronco
-Si que roncas...

Llega el olor a colonia de hombre desde el baño . Muñeca, codos y cuello, muñeca, codos y cuello.

- ¿Ves como tienes un ritual para echarte colonia? [ella en pijama, desde la cama mirando al baño]
- Yo no tengo ningún ritual para nada... [sonríe]Historia de dos sonámbulos que no podían dormir

1 comentario:

Hablódeputalatacones dijo...

la foto esta cuidadosamente elegida para rememorar un dia en el que el karma lo dio todo. coche, campo, etc....